Hoy en día, distintas especialidades médicas utilizan máquinas tecnológicamente avanzadas (robots, autómatas, automatismos, dipositivos biónicos, etc.) para, por ejemplo, acceder al interior de un órgano enfermo sin necesidad de abrirlo y explorar o reparar una lesión. Esta aparatología, que permite realizar los procedimientos quirúrgicos con mayor seguridad y de una forma más precisa y menos traumática, se emplea actualmente a la hora de modelar el cuerpo.
Marca una de las últimas tendencias en métodos para esculpir la figura. Se trata de una técnica quirúrgica de alta precisión que permite remodelar la silueta, reducir la celulitis y atenuar la flaccidez en una sesión de poco más de una hora. Este procedimiento evita las incisiones traumáticas, los puntos de sutura y las grandes cicatrices. El proceso de remodelación corporal, habitualmente se realiza bajo anestesia local y no requiere hospitalización. Por norma general, se puede hacer vida normal al día siguiente de la intervención.
En primer lugar, mediante un escáner corporal de alta precisión que permite visualizar el interior de las zonas que hay que tratar y conocer su estado, se determina la cantidad de grasa que es preciso eliminar de cada zona para obtener un buen resultado. A continuación, un aparato de última generación envía energía directamente a los depósitos de grasa que necesitan tratamiento. Las clases de energía más utilizadas son la ultrasónica, la láser y la radiofrecuencia. Dependiendo del caso, se usa una forma u otra o se combinan entre sí. La energía atraviesa la piel, llega al tejido graso y, además de desintegrar parte de los excesos de grasa seleccionados, provoca una contracción de la piel (efecto lifting) capaz de atenuar la flaccidez. Parte de la grasa disuelta se expulsa gradualmente por las vías fisiológicas, y el resto, introduciendo en la zona tratada (a través de una incisión milimétrica que no precisa sutura) un dispositivo que elimina los depósitos de grasa antiestéticos que hayan podido resistirse a la acción de la energía, y el excedente de grasa que el organismo no puede expulsar.
Finalmente, sobre las zonas de donde se ha extraído la grasa, se efectúa un masaje específico con un rodillo motorizado que actúa homogeneizando la superficie de la piel. Por seguridad y para obtener buenos resultados, es condición indispensable que la técnica sea aplicada por un cirujano especialista y en un ámbito hospitalario. Antes de someterse al tratamiento es necesario realizar una visita diagnóstica con el fin de descartar cualquier tipo de contraindicación, conocer los pormenores del método, sus alternativas, las posibles molestias y complicaciones y saber lo que se puede conseguir.
El precio varía en función del número de zonas que sea necesario tratar. La visita diagnóstica cuesta 30 euros y la intervención oscila entre los 2.000 y los 3.000 euros. Los departamentos de atención al paciente de las distintas unidades que realizan este procedimiento ofrecen sistemas de financiación que ponen el tratamiento al alcance de todos los bolsillos.