Las necesidades de líquidos en un adulto equivalen a 1 mililitro por cada kilocaloría de energía gastada en estado sedentario. En cambio, cuando nos movemos, o cuando se suda haciendo ejercicio o hace calor, necesitamos 1,5 mililitros. Cuando no cubrimos estas necesidades, es decir, cuando no tomamos suficientes líquidos, el cuerpo se deshidrata incluso aunque no tengamos sed.
Por tanto, es importante beber para evitar las bajadas de energía, sobre todo las personas de edad avanzada. Con los años, la reducción de agua en el organismo hace aumentar la grasa y reduce la masa muscular.
7.00 horas
Al despertar, los órganos emuntorios (riñones, intestinos, vejiga) trabajan a pleno rendimiento, por ello les conviene una bebida que ayude a estimular los procesos desintoxicantes y al mismo tiempo refrescar el organismo. Por tanto hay que “despertar” al organismo al mismo tiempo que se le ayuda a eliminar las toxinas producidas durante la noche.
Para conseguir este efecto, lo ideal es beber agua a temperatura ambiente. Así que nada más levantarte bebe un vaso de agua muy despacio.
Si te levantas con la boca amarga, mal aliento y lengua empastada lo ideal es tomar una tisana depurativa para estimular el funcionamiento de los órganos emuntorios. Te recomiendo una mezcla de rabos de cereza, raíz de grama, gayuba, estigmas de maíz y abedul. Si no dispones de tiempo para preparar la infusión, recurre a un jarabe desintoxicante elaborado con sustancias depurativas (como Drenaxir) que puedes mezclar con agua fría y beber a modo de tisana fría.
8.00 horas
Para el desayuno la mejor opción es té en vez de café. Ambos contienen cafeína, sustancia que favorece el retorno a la actividad, estimula el consumo de energía (termogénesis) y ayuda a quemar las calorías del desayuno. Pero el té ofrece algunas ventajas añadidas: tiene un alto poder rehidratante y aporta quercitina, un poderoso antioxidante. Puedes alternar té verde, té rojo y té blanco, los 3 son ricos en sustancias antioxidantes.
Foto | ** RCB **
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