Cuántas mujeres habrían abofeteado al creador del famoso eslogan de una marca de compresas -¡Me encanta ser mujer!- y cuántas han exclamado al oírlo “un buen dolor de ovarios te daba yo”.
No es de extrañar que para muchas mujeres el anuncio resultara un tanto irónico, sobre todo si pertenecen al hasta casi 50% de señoras que, según algunas estadísticas, se ven afectadas por dismenorrea, calambres dolorosos que aparecen cada mes con la querida menstruación.
La sintomatología es muy diversa y puede ir desde unas simples molestias que no necesitan de analgésicos y no interfieren en la actividad diaria, hasta la dismenorrea de Grado 4 que, además del intensísimo dolor, puede ir acompañada incluso de alucinaciones.
Calambres en las piernas, dolor de riñones, de cabeza, mareos, fatiga, irritabilidad, dolor pélvico o abdominal intenso, depresión, desmayos, ansiedad, náuseas, vómitos, tristeza, depresión, irritabilidad, hinchazón, retención de líquidos, dolor de senos… y encima se pueden sufrir varios e incluso todos los síntomas a la vez. Ah… y es hereditario.
Como comprenderán los varones y aquellas afortunadas que no sufren el Síndrome Premenstrual, la famosa frasecita tocaba las narices a bastantes de nosotras.
La culpa de ese proceso que se sufre cada mes, ya que quien lo padece suele tener que resignarse a soportarlo hasta su última regla, la tienen las hormonas y más concretamente la llamada prostaglandina que, según en la cantidad que se nos presente, puede llegar a provocar intensas contracciones del útero, con su consecuente dolor.
En este caso es sabido que la dieta juega un papel fundamental a la hora de conseguir el equilibrio hormonal. Bien, en este sentido, días antes de la regla y durante las primeras jornadas del ciclo deberíamos vigilar muchísimo lo que comemos para intentar mitigar en la medida de lo posible los efectos indeseados de la menstruación.