Nada mejor que el fuego lento de la barbacoa para preparar la carne con su sabor natural sin aporte extra de grasa y conservando la mayor parte de sus proteínas.
Pero no es tan simple como hacer un fuego y poner la carne de cualquier manera. Aquí tienes unas reglas básicas que no puedes dejar de conocer si te quieres hacer con un doctorado cum laude en barbacoas.
– Mejor que as pastillas para encender, que pueden dar al gusto a la carne, usa papel de periódico hecho una pelota. Pon ramas finas de encina, ramas un poco mayores y el carbón vegetal.
– Si el carbón suelta chispas todavía es pronto para poner la carne en la parrilla.
– Extiende el carbón hasta formar una superficie de brasa más o menos horizontal.
– Para saber si la temperatura es correcta pon la mano a unos 10-12cm de las brasas. Si puedes aguantar 10 segundos aproximadamente sin tener que retirarla es el momento de poner la carne. Nunca pongas la carne sobre la parrilla fría porque se pegará al metal.
– Las piezas más gruesas las tienes que alejar más que las finas, ya que si no se hacen mucho por fuera y poco por dentro. Si la parrilla es regulable, álzala un poco, si no, pon la pieza más alejada del centro.
– La carne ha de estar a temperatura ambiente, no la pongas directamente de la nevera.
– La grasa ha de caer sobre el carbón, vaporizarse y darle sabor a la carne sin carbonizarla. Dale la vuelta cada poco tiempo.
– Ponle hierbas aromáticas en rama a las brasas (romero, tomillo, salvia…) o directamente sobre la carne, en polvo, para darle un toque diferente.