Aún nos quedan unas cuantas semanas para disfrutar de la estación de verano, pero no me digáis que cuando termina agosto no empezamos a tener esa extraña sensación de que el verano ya se nos va de las manos…
Ya no hace tanto calor como en julio o agosto, anochece antes, las grandes ciudades vuelven a estar al completo, es necesario ponerse una rebequita y salimos a tomar algo a una terraza, el tono tostado de nuestra piel dorada por el sol empieza a irse poco a poco, terminan las rebajas…vamos, que todo lo bueno se acaba y este verano ya está dando sus últimos coletazos.
A medida que pasan los años, tengo la sensación de que el tiempo pasa más deprisa. Cuando era tan solo una niña, los 3 meses de verano que disfrutaba de las vacaciones del colegio, me parecían eternos, o al menos, tengo el recuerdo de que era un periodo muy largo cargado de sorpresas, de alegrías, de amistad, de amores…unos meses maravillosos.
Ahora el tiempo pasa tan rápido que me parece que fue ayer cuando los niños terminaron el cole y nos dimos el primer baño en la playa.
En mi recuerdo quedan escenas de este verano, reflejadas también en mi querida cámara de fotos que siempre me acompaña. Ahora intento saborear esos momentos de nuevo recordando anécdotas con los amigos y convirtiendo esa nostalgia en una bonita sonrisa del recuerdo.
Ahora toca volver a la rutina. El cole, el trabajo, la casa, los amigos…el día a día. Dicen los expertos que tardamos una semana en adaptarnos a nuestra nueva rutina, así que tómatelo con calma, volver a la normalidad nos cuesta un poquito a todos pero en unos cuantos días, estaremos hechos a ello.
Una buena opción es intentar disfrutar de nuestro día a día, no esperar a las vacaciones para hacer cosas que nos gusten.