Hoy seguimos con los consejos que pueden ayudarnos a defendernos de las infecciones.
– Protección tiene dos C: así seguro que no se te olvida que la vitamina C es antioxidante y protege a las células de los daños de las infecciones. Kiwis, naranjas y limones son buenas fuentes de esta vitamina. Prueba a hacerte un zumo todas las mañanas y estarás más seguro.
– ¡Ahhhh!: ¿Y la A?: Pues esta vitamina, el betacaroteno, conserva la salud de tu piel y las mucosas, las barreras antiinfecciones por excelencia. Además de los glóbulos blancos y los anticuerpos se producen con más facilidad cuando la concentración de esta vitamina es alta. Zanahorias, pimientos, hígado…son alimentos ricos en vitamina A.
– Refresca tu inmunidad: Un exceso de protección frente al frío puede ser perjudicial porque te hace perder cierta capacidad de adaptación. Esto no significa que tengamos que salir de casa en camiseta de tirantes cuando está nevando, pero sí que conviene que frecuentes el aire libre en vez de quedarte en casa todo el fin de semana cuando hace mal tiempo, y que en mitad de tu ducha matutina te refresques unos segundos intermitentemente con agua fría. Tu cuerpo aprenderá a adaptarse a los cambios con más facilidad.
– Como los finlandeses: La sana costumbre de tomar saunas de vez en cuando es ideal para eliminar las toxinas que tu cuerpo va acumulando además de ser un refuerzo para tus defensas. Si puedes, date una por semana.
– Tu ración de Q10: seguro que has oído hablar de la coenzima Q10, al menos en alguno de los anuncios de cosmética que tanto proliferan en televisión. Esta molécula tiene la propiedad de estimular a las células para combatir las infecciones y se encuentra en muchos alimentos vegetales de origen biológico (frutos secos, cereales integrales, brécol…). Si tomas alimentos procesados puedes recurrir a suplementos dietéticos, ya que con el procesado se elimina dicha coenzima. La cantidad diaria que se recomienda en este caso sería de entre 30 y 90 mg.