Cameron Diaz es alta y delgada, sus pómulos son como los de un jefe cherokee, sus ojos de un intenso azul parecen los de un husky siberiano y su voz alegre y aguda suena como la de una cheerleader. Más que dar la imagen de una chica californiana, es la chica californiana. A sus 38 años luce algunas pequeñas arrugas y una mirada inteligente.
En la actualidad no deja de viajar, últimamente entre Los Ángeles y Florida, donde su novio, el tercer base de los Yankees, Alex Rodriguez, está entrenando y donde la pareja fue vista hace poco buscando casa. Pero Cameron es una nómada a la fuerza ya que no ha parado de moverse desde los 16 años, cuando empezó como modelo.
En este momento, Cameron se encuentra entre un puñado de estrellas que están empujando el límite de edad de las sex symbol de Hollywood a un nivel sin precendentes. Eso sí, para tener la agilidad y su figura Cameron ha cambiado completamente su rutina de una dieta a base de hamburguesas con queso, patatas fritas, pizzas y demás comida basura y visitas esporádicas al gimnasio, por un estricto plan consistente en media hora de ejercicios con pesas, 20 minutos de cardio y nada de fritos.
Cameron nunca ha mostrado ningún interés en casarse y tener hijos, de hecho, a menudo se ha manifestado en contra del matrimonio como algo poco sensato, pero a día de hoy se muestra algo menos radical y afirma que tampoco descarta casarse en un futuro.
Los últimos trabajos en los que podemos ver a la actriz son Noche y Día, The Green Hornet y Bad Teacher.
Imagen: cameron-diaz.org
Fuente: elle