¿Qué aspectos positivos nos aporta perdonar?
Nos beneficia tanto en la salud física como en la emocional. Supone resolver un problema o conflicto de forma constructiva y nos ayuda a liberarnos de sentimientos como el rencor o la culpa. Perdonarnos a nosotros mismos y a los demás ayuda a cerrar una etapa de dolor, a desprendernos del sufrimiento y ofrece la posibilidad de empezar de nuevo. Es un proceso que conlleva tiempo, reflexión y motivación.
¿Se puede aprender?
Sí. Aprendemos su significado y su valor en la infancia y la adolescencia. Los mensajes transmitidos sobre este acto en el entorno familiar y escolar influyen en la percepción que tenemos sobre ello y en nuestra conducta. Nos educamos en cómo pedir perdón y a perdonar observando cómo lo hacen los que nos rodean.
¿Por qué hay personas a las que les cuesta más perdonar o pedir perdón que a otras?
Depende de la personalidad de cada uno y del significado que se le da. Algunos lo ven como un acto de fortaleza y otros, en cambio, como un signo de debilidad y/o humillación. Hay quien tiene dificultad para pedir perdón porque le cuesta reconocer sus errores, bien por orgullo o por miedo. Y hay otros que continuamente lo piden porque sienten una culpabilidad generalizada. Ninguno de los extremos es adecuado.
¿Los que ‘saben perdonar’ son más proclives a pedir perdón?
No siempre son actos equiparables. Uno debe pensar y preguntarse cómo se siente cuando lo hace: ¿mejor, peor, liberado o atrapado? Hay personas que aparentar perdonar y no lo hacen, y otras que piden perdón sin sentirlo de veras. Quienes saben hacerlo con sinceridad se liberan con mayor facilidad de su percepción de culpa, del resentimiento y del rencor. En definitiva, son personas más sanas emocionalmente.
Imagen: abcamor
Fuente: ‘El sentimiento de culpa’ de Laura Rojas-Marcos