Siete de cada diez españoles no sigue las pautas adecuadas de hidratación cuando aumentan las temperaturas, según el estudio Hábitos de Hidratación 2010, del Observatorio Hidratación y Salud. Recordar estos sencillos hábitos saludables es el primer paso para empezar a mejorar.
¿Bebemos lo suficiente?
Si chasqueas la lengua y notas que la mucosa está seca, debes hidratarte. Es uno de los trucos para comprobar si bebes suficiente (la mucosa de la lengua ha de estar siempre húmeda). Otra fórmula muy sencilla es darte un pellizco en la piel del brazo; si se queda durante unos segundos cuarteada, significa que la piel está deshidratada y que necesita agua.
No debemos esperar a estar sedientas.
<<Bebe, bebe y bebe constantemente, antes incluso de tener sed>>. Los expertos coinciden en que sentir sed es la señal de que algo comienza a ir mal. La hidratación es el canal para que el cuerpo funcione. A través del agua se transportan los nutrientes, se realiza la excreción de toxinas y se producen las reacciones químicas vitales. Por el contrario, su falta disminuye la capacidad física e intelectual, y en los casos extremos puede provocar fallos renales, cardíacos, del sistema neurológico… en el que cualquier órgano vital puede verse afectado.
Debemos sumarle un litro diario.
Lo ideal son 2 litros diarios para las mujeres y 3 para los hombres, este es el promedio marcado por la salud, aunque en realidad esta cantidad varía en función del sexo, la edad y la actividad física que realice cada persona.
Durante el verano, lógicamente, las necesidades hídricas se multiplican: puede necesitarse de cinco a diez litros de agua al día, si hace mucho calor o si se tiene una actividad física importante. Pero para la mayoría de la población, con aumentar el consumo de agua en torno a un litro sería suficiente. Es decir, beber tres litros en el caso de las mujeres y cuatro en el de los hombres.
Imagen: lacasainfantil