Uno de los factores que más influyen en la fertilidad es la edad de los progenitores, principalmente de la mujer. El 50% de las mujeres mayores de 38 años son infértiles (el efecto de la edad en el varón es menos claro, aunque existe una disminución significativa a partir de los 40 años).
El estudio de la pareja estéril debería iniciarse si tras un año de relaciones sexuales no protegidas no se consigue el embarazo. El estudio podría iniciarse a los 6 meses de no conseguir embarazo en mujeres de más de 35 años, anormalidades menstruales, historia de enfermedad pélvica, testicular o cirugías a estos niveles.
Lo normal es que en los centros de reproducción asistida apliquen un moderno estudio integral de la pareja. Que estudien por igual al hombre y a la mujer, porque son causantes de la esterilidad en igual medida. El hombre es interrogado por sus antecedentes médicos personales y familiares y explorado físicamente por un andrólogo o un urólogo.
El estudio del semen, “seminograma”, se amplía aplicando una técnica que permite estudiar el material genético del espermatozoide y detectar las alteraciones que causan esterilidad, abortos y nacimientos de niños con alteraciones genéticas. Además, se completará el estudio con un análisis de sangre.
En la mujer el estudio consta de una entrevista con el ginecólogo, que realizará una historia clínica completa y una exploración ginecológica con ecografía. Se le solicitará también un análisis de sangre para estudiar el cariotipo, las hormonas basales indicadores de la función ovárica y todos los datos que se precisan para averiguar la causa o causas de la esterilidad. Se suele completar el estudio con una HSG (histerosalpongografía) que permitirá descartar un factor tubárico.
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