Desde Nueva York hasta Estambul y Sidney, hay dos palabras mágicas que circulan de boca en boca entre diseñadores y arquitectos: Pecha Kucha. No se trata de un cóctel o de un personaje manga, sino de un fenómeno sociocultural que nació hace ocho años en Japón y que crece sin parar.
Lo que empezó siendo una convocatoria entre grupos de expatriados para hablar de arte y tomarse unas copas en Tokio se ha convertido en una marcha registrada de happenings que se celebran ya en 436 ciudades del mundo.
Sevilla y Madrid fueron en 2007 las primeras ciudades españolas en celebrar noches Pecha Kucha, un término japonés que significa algo así como charleta o conversación amena. De eso tratan estas veladas: de reunir a gente interesada en el arte, desde el urbanismo hasta la fotografía o la música, y de conocer sus diferentes trabajos en un entorno relajado, sin los corsés y filtros de las instituciones públicas.
Pero la seña de identidad de las PKN (Pecha Kucha Night) es su formato 20 x 20. Todos los invitados hacen una presentación que consta de 20 diapositivas, y cada una de ellas se proyecta durante 20 segundos. Por lo tanto, nadie tiene más de 6,40 minutos para hablar de lo suyo, lo que aporta dinamismo e impide que la gente se enrolle. Ya se sabe que si pides a un artista que hable de su obra, ¡empieza y no para!. El tiempo y el formato es el mismo para todos, incluso si eres una figura como el arquitecto Rem Koolhaas, que se ha apuntado a una edición en Londres.
Imagen: elartedepresentar
Fuente: pecha-kucha