Las noches Pecha Kucha ofrecen principalmente tres alicientes: permiten conocer el verdadero tejido creativo de cada ciudad, te ponen en contacto con ponentes interesantes (suelen ser profesionales con currículos espectaculares que trabajan como hormiguitas lejos de los focos de la fama) y, lo más importante, siempre son una sorpresa.
En ciudades pequeñas, donde el circuito cultural independiente es muy limitado, las PKN son una radar que certifica que el talento también florece lejos de las grandes capitales.
En La Coruña, que va por su cuarta noche y reúne ya a 500 personas, han desfilado ilustradores que trabajan desde Galicia para la editorial de cómics Marvel, diseñadores que colaboran con firmas como Nokia y Marimekko, y arquitectos que han expuesto proyectos realizados en la Amazonia.
Las Pecha Kucha Nights se están convirtiendo en una mezcla de ocio nocturno y red social, que además acaba convirtiéndose en una gran comunidad virtual, porque todo se mueve a través de Internet.
Otras de las claves del éxito de este fenómeno, y condición indispensable de cualquier PKN (además de respetar el logo), es que los asistentes se puedan tomar un copa en el lugar de los 20 x 20. No en vano uno de los lemas originales de la franquicia es Thinking & Drinking, pensar y beber.
Los padres del invento son los arquitectos Mark Dytham (inglés) y Astrid Klein (italiana), que lanzaron las PKN en el año 2003 para animar un espacio cultural que tienen en Tokio. Estos eventos no tienen ánimo de lucro. No se cobra entrada a los asistentes y nadie, ni ponentes ni organizadores, recibe remuneración alguna por su participación.
Imagen: elartedepresentar
Fuente: pecha-kucha