Si te han diagnosticado hipertensión, lo primero que debes hacer es abordar una serie de cambios en tus hábitos de vida, tanto para reducir la presión arterial como para eliminar otros factores de riesgo asociados.
Una actividad física suave y mantenida y reducir el sobrepeso, si lo necesita, son dos medidas de eficacia contrastada. Si, por ejemplo, eres una persona obesa con un índice de masa corporal superior a 30, perder 5 kilos puede suponerte una reducción de la tensión de hasta 4 mmHg (milímetros de Mercurio).
Reducir la sal al mínimo es otra de las medidas eficaces para moderar la tensión, aunque no funciona igual en todas las personas. Hoy se sabe que la bajada depende de la sensibilidad individual.
Como norma general (válida para toda la población, no solo para los hipertensos), el consumo debe limitarse a 5 gramos al día, incluyendo la sal que contienen los alimentos. Ello implica no añadir sal para condimentar las comidas y, sobre todo, sustituir los productos elaborados, que suelen ser muy ricos en sal (embutidos, por ejemplo) por comidas preparadas por una misma en casa.
Aunque no se ha demostrado que exista una relación significativa entre el consumo de cafeína y el desarrollo de hipertensión, te recomendamos desde Canal Mujer, también, moderar el consumo de café, té y refrescos que contienen cafeína, sobre todo si los consumes de manera exagerada. También conviene controlar el alcohol que se toma.
Por lo que se refiere al tabaco, dejar este hábito reduce enormemente el riesgo cardiovascular, tanto que, aunque no hace bajar directamente la tensión, puede suponer la frontera entre necesitar o no pastillas contra la hipertensión.
Imagen: franciscoarellano
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