La gripe es una afección aguda causada por virus que afectan al tracto respiratorio (nariz, garganta y pulmones). Por “aguda” hay que entender una enfermedad de aparición repentina y corta duración. Y es que los síntomas de la gripe aparecen de pronto, tras un periodo de incubación que dura unos pocos días tras la infección, entre 1 y 4. En ese espacio de tiempo, el afectado puede transmitir la gripe incluso antes de saber que la ha contraído.
El virus se transmite a través de las “gotículas” respiratorias, secreciones muy finas e imperceptibles que se dispersan al toser, estornudar e incluso, simplemente, hablar. Pero también se puede contraer al tocar una superficie contaminada y llevarse la mano seguidamente a la boca o la nariz.
Los síntomas consisten en fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y malestar general, que pueden acompañarse de tos, dolor de garganta y cogestión nasal. La enfermedad dura de 2 a 5 días, aunque se puede alargar a 10.
Algunos de los síntomas de la gripe son similares a los de un resfriado común o catarro. Su rasgo más peculiar es quizás lo rápido que se manifiesta y el malestar general, que aconsejan guardar cama.
Si enfermas, se paciente. Sigue estos consejos:
- La gripe desaparecerá por si sola en pocos días. Mientras tanto, puedes aliviar sus síntomas.
- Los antivirales rara vez son necesarios, al igual que los antibióticos, inútiles a menos que la gripe se complique con afecciones que responden a ellos. Sí pueden ser útiles los analgésicos y los antipiréticos, como el paracetamol.
- Guarda reposo.
- Ayuda a reducir la transmisión del virus, lavándote las manos con frecuencia y tapándote la boca y la nariz con un pañuelo desechable al toser o estornudar.
Imagen: thinkbaby