Ya sólo nos queda conocer la clasificación de residuos y los tipos de contenedores para estar al día de lo que debemos saber sobre el reciclaje.
Como es lógico, comenzaremos por la clasificación de residuos. Para garantizar la calidad del producto reciclado y la máxima recuperación de la materia inerte reciclable, deberemos clasificar eficientemente los deshechos. Según FACUA, esta clasificación se puede hacer de dos formas:
– Según el origen de los residuos
Dependiendo de dónde se produzcan los desechos, podemos hablar de residuos domiciliarios (de hogares y/o comunidades), comerciales (residuos orgánicos de tiendas y otros negocios) urbanos (de las poblaciones, desde los desechos domiciliarios y comerciales, hasta los de parques y algunas fábricas), industriales (generados durante la manufactura de la materia prima).
Los más delicados son los hospitalarios (normalmente peligrosos), tecnológicos (todo tipo de aparatos de electrónica de consumo y electrodomésticos; son potencialmente peligrosos), espaciales (de origen humano pero que no tienen ninguna utilidad y se encuentran en órbita terrestre), tóxicos y peligrosos (producidos en procesos industriales y gestionados de forma especial) y desechos peligrosos (constituyen un peligro potencial: desde material radiactivo a material médico infeccioso)
– Según la composición de los residuos
En lo que respecta a los contenedores, los más habituales para nosotros son:
Contenedor azul: Para todo tipo de papel y cartón limpio, eliminando las posibles cintas adhesivas, plásticos o grapas que pudiera haber en ellos. Con el papel recogido se elabora nuevo papel y cartón.
Contenedor verde: Para el vidrio. Siempre que nos sea posible, debemos quitar las etiquetas de papel, y las tapas metálicas que corresponden al contenedor amarillo. Nunca debemos introducir en él bombillas, cristales de ventanas, espejos, jarrones, cerámica… entre otros.
Contenedor amarillo: Para el plástico. Nunca debemos tirar en él cintas magnéticas, juguetes, tuberías de PVC, sartenes, cazos de cocina, y electrodomésticos, entre otros.
Contenedor naranja o marrón: el de los residuos orgánicos, como restos de comida, restos vegetales, de animales, de café, así como papel engrasado o plastificado, servilletas usadas, retales, cenizas, corcho, residuos diarios, etc. Nunca se deben tirar en él envases plásticos y metálicos, papel y cartón, vidrio, medicamentos, pilas, productos peligrosos o escombros.
Contenedor de pilas: una vez agotadas, se convierten en uno de los residuos domésticos más peligrosos por su contenido en mercurio y cadmio. Estos contenedores se pueden encontrar en aquellos comercios que venden pilas, y también en las calles de las ciudades.
Contenedor de bombillas: desde hace un tiempo, asociaciones como AMBILAMP luchan por conseguir un reciclaje total de lámparas. Este tipo de contenedores están disponibles en algunas de las grandes superficies del país.
Fuente e imagen: FACUA