Es verdad que algunas mujeres sienten desde el principio que ha llegado el momento de ser madres y deciden tenerlo muy claro. Cuando de verdad te convences de que quieres ser madre, es cuando ya lo eres. Una decisión tan importante como ésta trae consigo muchas dudas, al pensar en la responsabilidad que conlleva y en los cambios que va a traer consigo. Por eso, el primer consejo útil es que no seas perfeccionista, en este caso buscando el cien por cien de seguridad de tu decisión.
Si de eso dependiera que una mujer tenga hijos, la especie humana acabaría extinguiéndose. A continuación os señalamos algunas características “deseables” para ser madre, si bien no tienen que cumplirse todas ellas para que tu decisión sea afirmativa:
Estabilidad emocional: tal vez sería la característica más indispensable si quieres plantearte tener un hijo. Si tienes problemas emocionales o últimamente no te encuentras bien, y el otivo no es precisamente que no tienes un hijo, tal vez no sea el mejor momento para ser madre, ya que el estrés que supone la llegada del bebé puede desestabilizarte aún más. Esto no significa que no puedas ser madre, sino que es preferible que lo pospongas hasta que te encuentres mejor.
Deseo de querer ver crecer y ayudar a desarrollarse a un bebé: para que la maternidad vaya bien no has de buscar un hijo para calmar tu necesidad de ser madre, sino para que tú le aportes bienestar a él. Evidentemente, luego esto va a ser recíproco, pero el deseo de ayudar a un niño a crecer y desarrollarse y querer sacrificarse por él es tan importante para apostar por la maternidad que es uno de los aspectos a tener en cuenta a la hora de valorar a los padres candidatos para una adopción.
Apoyo social: es deseable que tengas pareja, familia, amigos y, en general, personas que, en caso de que sea necesario, están dispuestos a echarte una mano.
Tiempo para dedicar a tu hijo: los niños no se educan a distancia, por lo que ser madre exige que pases tiempo con tus hijos. Si tu trabajo absorbe gran parte de tu vida o aún no estás dispuesta a dejar de lado esas costumbres que tanto te gustan y te quitan tiempo, tal vez no sea el momento más adecuado para tener un hijo.
Estabilidad económica: los problemas económicos pueden dar lugar a situaciones no del todo adecuadas para tener un hijo. La crianza de un niño conlleva ciertos gastos. Si no puedes hacer frente a esta situación y nadie puede apoyarte económicamente, pueden surjir problemas de pareja, emocionales o tener que dedicar más tiempo del que te gustaría al trabajo para llevar dinero a casa. La estabilidad es necesaria en tu vida general; es importante que tu vida esté relativamente organizada para que puedas (podáis) aportar la estabilidad que un pequeño necesita.
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¿Estoy preparada para ser madre? I – ¿Estoy preparada para ser madre? II