No es que las dietas hiperproteicas sean algo novedoso, pero lo que sí es cierto es que se han puesto bastante de moda. Se caracterizan por ofrecer una alimentación con predominio de proteínas (procedente de pescados, huevos y carne), dejando marginados los hidratos de carbono presentes en frutas, verduras, cereales, lácteos o arroz.
Se dividen en cuatro fases. La primera es la más agresiva al buscar reducir la cantidad de grasas; permite únicamente la ingesta de proteínas. En la segunda fase se permite algún hidrato de carbono proveniente de las verduras. En la tercera se introducen alimentos que antes estaban totalmente prohibidos. Y en la última fase se eliminan todas las restricciones pero manteniendo la dieta hiperproteica al menos un día por semana.
Antes de decantarte por cualquier tipo de dieta, lo ideal es acudir a un especialista. Cualquier tipo de tratamiento debe ser personalizado y no general. Tras el estudio de cada caso personal, uno u otro camino será el más adecuado para perder esos kilos que quizás sobren. De lo contrario podemos llegar a provocar el efecto contrario al deseado y terminar ganando peso rápidamente tras una pérdida inicial o, lo que es peor, poner en peligro nuestra salud.
Aún así, cabe resalta que las dietas hiperproteicas:
– Producen una pérdida inicial de peso significativa. Lo que sin duda es un estimulante para continuar con ella.
– El exclusivo consumo de proteínas alivia la sensación de hambre.
– Algunos alimentos prohibidos en otras dietas pueden resultar una atracción para optar por esta posibilidad.
Pero no todo es positivo:
– Al perder peso tan rápidamente estamos en riesgo de perder nutrientes básicos como son las sales minerales o las vitaminas. O lo que es lo mismo, podemos quedarnos sin energía.
– En relación con el primer punto, no es raro que nos cansemos y fatiguemos como consecuencia de la rápida pérdida de peso y a la pérdida de líquido al suprimir los carbohidratos. Los expertos también destacan la aparición de estreñimiento y un posible efecto rebote.
– Según datos aportados por las autoridades sanitarias, la alta ingesta de proteínas se asocia a ciertas enfermedades crónicas como osteoporosis, insuficiencia renal, cálculos renales, la aparición de cáncer, obesidad e incluso enfermedades cardiovasculares.
– Por último, y no menos importante, uno de los grandes inconvenientes de este tipo de dietas es que apenas existe evidencia científica que corrobore a ciencia exacta sus virtudes.
En cualquier caso, desde Canal Mujer os aconsejamos seguir siempre una alimentación equilibrada consumiendo toda clase de alimentos. Y en el caso de optar por una dieta, acudir a especialistas antes de recurrir a cualquier dieta milagro.
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