Tanto quienes han pasado por una experiencia así como aquellos especialistas médicos que están familiarizados con pérdidas de este tipo, coinciden en afirmar que es posible aprender a vivir ante un caso de muerte neonatal o perinatal.
Es sumamente importante aceptar todas las emociones que puedan sentirse en ese momento como son la tristeza, la rabia o la desesperanza. No hay que ir en contra, ni hacer ‘un esfuerzo por’. Habrá momentos en el que las mujeres quieran evitar a personas relacionadas con embarazos y con bebés o, más adelante, cuando se incorporen a su trabajo u a otras actividades, no dejarán de sentirse tristes, hundidas o de sentir culpabilidad. Todas son sensaciones normales en estas circunstancias.
Es importante tener claro que no se trata de un duelo normal, porque hay que hacer frente a situaciones como la revisión de la cuarentena, cuestiones judiciales o legales o volver al ginecólogo y al hospital para realizar pruebas. Lo mejor es ir preparándose, pensar en lo que haremos cuando llegue ese día y en cómo estaremos mejor. Es una manera de ir adquiriendo el control, porque esta muerte es tan devastadora que la sensación de control es, precisamente, la primera que se pierde.
Lo recomendable es, sobre todo, el acompañamiento, rodearnos de aquellas personas que entienden por lo que estamos pasando y pedir ayuda si nos cuesta superar el día a día. Es básico alimentarse bien y descansar, también ayuda leer sobre el duelo e incorporarse al trabajo al sentirse lo suficientemente fuerte para poder hacer frente a las preguntas o al estrés del día a día.
Imagen: i.bssl
La soledad de perder a un bebé I – La soledad de perder a un bebé II