El principal motivo que hace que las futuras mamás deleguen en los médicos toda la responsabilidad sobre el parto es el dolor, pero éste tiene sus funciones. En primer lugar sirve para que la mujer en proceso de parto detenga su actividad normal y busque un lugar donde dar a luz.
Y lo más importante, el dolor sirve para que el proceso segregue endorfinas. Estas sustancias relajan y disminuyan de forma natural la percepción del dolor, y en altas dosis (como las generadas en el parto) ayudan a la madre a “nublar” la mente y a hacerla entrar en un estado especial de trance. En esa situación el neocortex o “cerebro pensante y moderno” se anula y sólo trabaja el cerebro primitivo que es el que nos hace parir bien.
Tu cuerpo no va a hacer algo dañino contra ti durante el parto y nunca el parto te causará más dolor del que puedas soportar. Las contracciones son oleadas intensas de energía y fuerza que te acercan a tu bebé. No son malas, las necesitas para poder tener a tu hijo. Cuanto más fuertes e intensas son, antes nacerá.
Si vives las contracciones con la convicción de que “tú puedes”, el sufrimiento se minimizará y el dolor se transforma en presión, en energía. Por tanto, es importante que vayas asumiendo poco a poco que esas sensaciones tan intensas que sientes y esa presión en el ano no te van a dañar, son signos de que tu hijo va a llegar en breves momentos. Si conoces estos signos te sentirás fuerte y segura.
Imagen: semanasembarazo
La protagonista eres tú I – La protagonista eres tú III – La protagonista eres tú IV