El estudio llevado a cabo se ha centrado en las interacciones entre la dieta y las bacterias que viven en el intestino y en el sistema inmunológico. Se ha conseguido demostrar que modificando la flora intestinal se favorece el proceso digestivo. De ahí que en el futuro, con medicamentos o la susodicha vacuna, sea posible deshacernos de los kilos extra.
Según cuenta el autor principal del estudio y profesor en la Universidad de Chicago, Yang-Xin Fu, “la obesidad no sólo depende de las calorías ingeridas, sino también del sistema digestivo e inmunológico del sujeto. Para la mayoría de la gente, la digestión no se realiza de una forma totalmente eficaz, pero los cambios en la flora intestinal pueden mejorar este proceso”.
Por si no estáis al tanto, os diré que las bacterias intestinales son cruciales para poder realizar la digestión del alimento ingerido. Son ellas las que proporcionan las enzimas necesarias para la absorción de nutrientes, la síntesis de determinadas vitaminas y el aumento de la absorción de energía de los alimentos.
Si los agricultores de hace medio siglo aprendieron a ajustar la mezcla microbiana del gana para que aumentase de peso, en la actualidad los investigadores de la Universidad de Chicago han descubierto que ratones criados en un ambiente exento de gérmenes y, por ende, sin microbios intestinales, no aumentan de peso ni siquiera llevando una dieta rica en grasas.
Pero el hecho no es tan sencillo como parece, puesto que el ser humano tiene más de 500 tipos diferentes de bacterias presentes en el intestino: “los microbios precisos que promueven el aumento de peso, así como las respuestas específicas de cada individuo deben estar mejor identificadas“. Con todo, los científicos añadieron que “los resultados sugieren que puede ser posible aprender cómo regular estos microbios en formas que podrían ayudar a prevenir la obesidad y las enfermedades relacionadas con ella“.
Veremos en el futuro como se desarrolla esta historia.
Imagen: sanar.og