Triste pero cierto es el hecho de que, tras el fallecimiento el lunes de la semana pasada de María Asquerino, nadie haya reclamado su cuerpo para darle el entierro tan merecido a esta actriz con siete décadas de cine y teatro a sus espaldas.
Menos mal que ahí estaba Pilar Bardem, presidenta de la AISGE (Aristas Intérpretes Sociedad de Gestión), para tomar la iniciativa y hacerse cargo del cuerpo de la sinigual María. En caso de no haberlo hecho, hubieran sido los servicios sociales los encargados de gestionar el trámite, pero ni siquiera hubiera habida capilla ardiente en la que poder darle el último adiós. Gracias a Pilar Bardem esto ha quedado solventado y dicho acto pudo celebrarse en el Teatro Español.
María Asquerino sufría, desde hace algún tiempo, una enfermedad pulmonar que en 2012, tras pasar varias semanas ingresadas en un hospital por una grave recaída, la obligó a abandonar su casa e instalarse en una residencia de ancianos donde poder estar atendida las 24 horas del día.
Casada en una única ocasión, de los 17 a los 19 años, no tuvo hijos y fue una de las primeras mujeres del panorama español en “llevar pantalones”, tal y como declaró en sus Memorias (1986). Fundadora de una tertulia en el mítico Bocaccio de Madrid, María debutó en el Teatro de la Comedia con tan solo 11 años interpretando un papel masculino –de botones- en Eloísa está debajo de un almendro, mientras que su primera aparición en la gran pantalla fue en el año 44 con Aventura.
Cabe destacar también, entre sus papeles más memorables, el de Pili, del largometraje Surcos (1951) o Jimena, de la producción teatral Anillos para una dama. Ganadora de un Goya a la mejor interpretación femenina de reparto en 1989 por “El mar y el tiempo”, entre los premios que le otorgaron también cuentan la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes o el galardón a Toda Una Vida que le concedió en 2008 la Unión de Actores.
Imagen: aisge