Ha sido en su último concierto, celebrado en Turquía. El cantante mostró su enfado marchándose del escenario, tras interrumpir la actuación. Se refugió en el backstage y comunicó que no volvería a reanudar el concierto a menos que las fans dejasen de lanzar objetos al escenario.
El casi veinteañero parece estar hasta el gorro de las ‘beliebers’, como son conocidas sus fanáticas seguidoras y de la costumbre que tienen de mostrar su adoración al ¿cantante? con el lanzamiento de juguetes, peluches, muñecos y demás zarandajas tiernas y amorosas que al Justin más adulto parecen enfurecer.
La pose inocentona e infantiloide del músico parece estar transformándose y la parte más ‘Jeckyll‘ del adolescente se vuelve más rebelde. No son pocos los altercados en los que se ha visto inmerso últimamente, desde aquella noticia que afirmaba que la policía había encontrado cocaína en el autobús en el que se desplazaba con su gira, hasta su intento por entrar en Turquía saltándose los controles de seguridad y pasaporte.
Parecía que todos sus males eran producto del desamor por su ruptura con la estrella de Disney, Selena Gómez. No obstante y a pesar de que la parejita ha retomado el idilio, parece que la estabilidad no ha vuelto a la vida de Justin Bieber, más empeñado en provocar el escándalo que en hacer que su Believe Tour trascienda por la calidad.
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