A través de los resultados del estudio realizado por el equipo de Matthew Walker, de la Universidad de Berkeley, queda demostrado que dormir una siesta de 90 minutos mejora nuestra capacidad de aprendizaje.
Para el desarrollo del experimento participaron 39 jóvenes sanos, a los que dividieron en dos grupos: unos que dormían la siesta y otro que se mantenía despierto. Las pruebas que realizaban eran dos; una a medio día, antes de dormir, donde se testeaba la capacidad de retener conceptos (función del hipocampo) y la segunda una vez pasada la hora de la siesta con diversos ejercicios de aprendizaje.
Los resultados no dejan lugar a dudas. Los jóvenes que habían estado despiertos en todo momento mostraron mayor dificultad para aprender y captaron con mayor lentitud los conceptos mostrados. El grupo que dormía los 90 minutos obtuvieron mejores calificaciones por la tarde e incluso lograron mejorar los resultados de la prueba matinal.
El científico Walker aprovechó la conferencia anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS) para explicar que cuando dormimos el cerebro limpia la memoria a corto plazo lo que deja lugar para nueva información.
Y tras leer esto, ¿nos dejamos de tonterías y echamos una cabezadita después de comer?
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