Cuando un bebé llega a la familia, la vida cambia por completo. Los papás dejan de tener tiempo para ellos y se dedican casi en exclusiva a su hijo. Para algunos este cambio es bueno, ya que se unen más, pero otras parejas ven que se resiente su relación por la falta de tiempo. Los padres pasan de ser una pareja a ser una familia y la pareja queda, en demasiadas ocasiones, en un segundo plano.
Nuevas responsabilidades y nuevos roles, cambios a los que se tienen que ir adaptando y que no está exento de estrés.
Y es que pasar de ser una pareja a ser una familia, de ser dos a tres, conlleva numerosos cambios y más de un quebradero de cabeza. Los más frecuentes son aprender a asumir las nuevas responsabilidades como padre o madre de un nuevo ser que tenemos que cuidar y educar; y otro gran dilema es que los dos miembros de la pareja se pongan de acuerdo en los valores que se le transmitirán al hijo y cómo será su transmisión.
En definitiva, un auténtico reto, una gran oportunidad para aprender, crecer y sobre todo enriquecerse con el nuevo miembro de la familia.
Imagen: metroflog
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