No se debe descuidar a la pareja y centrarse en exclusiva en el bebé. Ambos miembros deben sacar tiempo para compartirlo juntos. Puede que no les guste la idea de dejar a los niños con la suegra o pagar una niñera, pero es una inversión en la vida romántica. Además, la cama matrimonial debe permanecer como el espacio de descanso e intimidad para la pareja. Aunque es normal que el bebé pase tiempo con la pareja, especialmente durante el primer mes, no se debe permitir que el pequeño se apodere de este espacio y es aconsejable que el niño duerma en su cuna y después en su cama.
Otro aspecto fundamental, “papá” y “mamá” son los nombres que utilizan los niños para referirse a sus progenitores, pero en la pareja no hay que reemplazar lo que son cada uno como individuo. El nombre de pila o cualquier otro adjetivo romántico que les haga pensar en la intimidad de la pareja, deben prevalecer cuando se hablen mutuamente.
Y, ¿qué hay de las satisfacciones y alegrías que supone tener un hijo? En realidad son interminables. La sensación de formar una familia, la cascada de sonrisas, murmullos, gestos, carantoñas que hace el niño a los padres, los sueños y tiempos compartidos, los proyectos de futuro para el hijo, el reto de educar al pequeño son algunas de las alegrías que aporta convertirse en padre o madre.
Imagen: airedefiesta
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