Pensaba que la sanidad española, con la cantidad de recortes a la que se la ha sometido y el estrés de los funcionarios que trabajan en ella, contribuía al mal servicio, en general, con el que me suelo encontrar (aunque también debo reconocer que hay excepciones… y menos mal, porque son los que ayudan a encontrar solución a los males).
La cosa es que, según compruebo en un vídeo de Yahoo!, no es sólo en este país donde los médicos nos mandan de vuelta a casa achacando nuestros síntomas al estrés, algo de lo más socorrido durante los últimos años.
No me lo invento, hablo por la experiencia de acudir cientos de veces a urgencias con mi madre por un dolor en la mandíbula y brazo sin que nadie le hiciera caso hasta que una buena noche, un médico entregado, nos descubrió que llevaba meses sufriendo infartos y tenía los pulmones encharcados. A consecuencia de los daños derivados por los infartos, mi madre ha tenido que someterse a una operación a corazón abierto cuando se podía haber diagnosticado un tratamiento precoz que habría solventado su malestar.
Pero volviendo a la noticia, una mujer canadiense acudió a consulta indicando que se le dormía el lado izquierdo de la cara y el brazo correspondiente. Como he visto cientos de veces aquí, le indicaron que se debía a un cuadro de estrés y que volviera a casa para mantener una rutina más relajada. Los síntomas, lejos de reducirse, se manifestaron cada vez con más intensidad.
En uno de estos ataques, la mujer decidió grabarse y en el vídeo podemos ver, como después han confirmado los especialistas, que estaba sufriendo ataques isquémicos. Es decir, un ictus, que es cuando una de las arterias o venas del cerebro se taponan y se corta el riego sanguíneo o los vasos se rompen provocando una hemorragia cerebral. En nuestro país, los ataques isquémicos son la primera causa de muerte entre mujeres y la primera causa de discapacidad.
Los trabajadores de la sanidad no son mecánicos. Un solo error en su trabajo puede costarnos la vida. Por favor, presten atención y escuchen a los pacientes antes de mandarlos de vuelta a sus casas.
Foto | BobjGalindo