Megumi Igarashi, la joven nipona conocía como ‘la artista de la vagina’ ya ha sido liberada tras permanecer una semana bajo arresto por enviar datos con el objetivo de imprimir, en una impresora 3D, sus genitales y construir un barco con ellos. El motivo de su arresto no es otro que haber vulnerado la ley japonesa que prohíbe la distribución de material “obsceno”.
“Ha sido una arresto injusto. No me creo que mis genitales sean obscenos”, explicó Igarashi tras su liberación en declaraciones recogidas por Kyodo. “Mi cuerpo es algo mío. No es aceptable que se determine su valor como algo “obsceno” solo desde el punto de vista masculino”, añadió.
Los abogados de Rokudenashi-ko (“chica mala”), quien ha dedicado gran parte de sus proyecto a intentar romper el tabú relacionado con los genitales femeninos en la actual sociedad japonesa, afirman que la artista es inocente. Aun así, si Igarashi termina siendo declarada culpable, podría llegar a ser condenada a una pena de hasta dos años de prisión o tener que pagar una multa de 2,5 millones de yenes (más de 18.000 euros al cambio actual).
Sea como sea, hemos de reconocer que Megumi tiene un par de ovarios muy bien puestos pues, ¿cuántas de aquí somos capaces de ir contracorriente y exponernos a que nos metan presas por defender nuestros principios? Lamentablemente muy pocas, seguro.
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