Mascarilla de cola de caballo (tensora)
La cola de caballo es el vegetal más rico en silicio, mineral sin el que no se pueden regenerar el colágeno y la elastina. Por eso, mejora la flacidez de la piel y le hace recuperar un aspecto más terso y elástico. Los efectos de esta mascarilla se multiplican si se toma a la vez cola de caballo por vía oral: en tés, comprimidos o extracto.
Para la preparación de la mascarilla debemos cocer a fuego fuerte 100-150 gramos de la planta por litro de agua durante 10 minutos. A continuación lo mezclamos con la yema de un huevo y mezclamos bien hasta que emulsione. Una vez haya enfriado la aplicamos y nos quedamos con la mascarilla puesta entre 15 y 20 minutos. Es muy importante que en la aplicación estés relajada y estirada.
Mascarilla de té verde (antienvejecimiento)
El té verde es muy rico en antioxidantes, sustancias que previenen la formación de los radicales libres, responsables del envejecimiento. También ayuda a interrumpir la reacción en cadena y a reparar los daños que causan. De hecho, tomar una infusión de té verde al día también es un buen secreto contra el antienvejecimiento.
En la elaboración de esta mascarilla empleamos también harina de trigo, que es muy rica en vitamina E, un agente de antienvejecimiento celular que también reduce la oxidación de los ácidos grasos del cuerpo.
Para la preparación de esta mascarilla hacemos una infusión fuerte con 2 bolsitas de té verde en medio vaso de agua. Añadimos harina de trigo, muy despacio y sin dejar de remover para que no queden grumos y hasta que adquiera la consistencia justa para que al aplicarla no resbale sobre la piel. Aplícate la mascarilla y deja que actúe durante 15-20 minutos.
Foto CC | Flickr/mislav-m
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