Si Patti Smith y Lord Byron hubiesen tenido un niño, probablemente se habría parecido a Olivier Theyskens. Demacrado y poético, de aire malicioso, el diseñador es un héore para toda una generación de mujeres que echan de menos un tipo de belleza más oscura.
Durante la pasada década, sus siluetas innovadoras de elegancia frágil funcionaron a modo de declaraciones personales entre las devotas que se posicionaron contra las modas convencionales.
Con en lanzamiento de su última línea, Theyken’s Theory, este belga de 34 años está a punto de convertirse en el santo patrono de una clase distinta de mujer, una mujer que posiblemente haya codiciado sus creaciones para Rochas y Nina Ricci.
El diseñador triunfó con 21 años cuando Madonna llevó su abrigo negro de raso con corchetes en los Oscars de 1998. De repente, los desfiles de Theyskens, de aforo limitado, con su austera puesta en escena, su rollo gótico y un romanticismo hard-core, se convirtieron en el evento indispensable a finales de los noventa. En 2001, se pensó en él para el puesto principal de Givenchy, que había dejado vacante Alexander McQueen para lanzar su propia colección. Según dicen, el niño prodigio pidió una cifra desorbitada por el cargo.
Theyskens dio carpetazo a su efímera línea en 2002 y empezó a enfrentarse a difíciles retos corportativos desempeñando las funciones de director artístico de marcas francesas de renombre. Estuvo cuatro años en Rochas, seguidos de otros tres en Nina Ricci. Después de su partida en 2009 de la clásica maison, declaró que lo que le apetecía era ‘trabajar en una marca que sea valorada por mucha, mucha gente’.
Sus colecciones más recientes muestran un claro talento para las formas puras: camisas, chaquetas y pantalones de corte impecable. Como director artístico de Theory, diseñará su propia línea a la vez que supervisará los proyectos de toda la empresa.