La expresentadora de informativos ya es reina de España, pero qué queda en ella de la antigua Letizia Ortiz. Ha pasado una década desde que la nieta de un taxista se casara con el entonces heredero de la Corona española. Pero durante los últimos diez años, la periodista no sólo ha cambiado de profesión y estado civil. Analizamos los cambios para averiguar qué queda de Letizia Ortiz en la reina de España.
La rancia sociedad clasista de nobles, cortesanos y alta burguesía no veía con buenos ojos aquella alianza, que convertía en princesa de Asturias a una plebeya. Sin embargo, la ausencia de sangre azul no era lo único que reprochaban a la esposa de Felipe VI, que también era divorciada, atea, sindicalista y republicana.
Por supuesto el empeño de Letizia Ortiz ha sido concienzudo y poco a poco la hemos visto doblegar todas aquellas ‘singularidades’ que la convertían en una por entonces princesa atípica. Al casarse dejó de ser divorciada. También la vimos lucir mantillas y peinetas en los actos de las Fuerzas Armadas, comulgar en actos religiosos y hasta hacer genuflexiones para besar varios anillos papales. Así que su vocación también dejaba de estar en entredicho.
En su nueva profesión no existe, que yo sepa, ni convenio colectivo ni sección sindical; así que no creo que la esposa del rey tenga ya alguna acción activista y tampoco creo que, dada su condición de reina, vaya por ahí disertando en contra de María Antonieta.
De todos modos, a lo largo de su camino hacia el trono, Letizia ha dejado atrás algo más que sus convicciones políticas, sociales y religiosas. No hay más que hacer una retrospectiva fotográficas y veremos cómo cambió su físico: nariz, mentón, dientes, pómulos, pecho… Toneladas de bótox parecían estar detrás de esa cara de asombro continuo que lució ayer la flamante reina de España, a quien de todos modos, la corono le devolvió una sonrisa que no veíamos tan relajada desde hacía muchos años.
Fotos | Vestidaparatriunfar.es y 20minutos