La pérdida de líbido es un problema actual y frecuente, mucho más de lo que llegamos a imaginar. El sistema de vida del siglo XXI nos exige muchísimo y nos somete a una presión que juega muy malas pasadas a nuestra salud y a nuestro cerebro.
Muchas mujeres experimentan miedo cuando se dan cuenta que siguen amando a sus parejas, pero que no pueden conseguir que sus cuerpos demuestren la atracción que la persona amada continúa ejerciendo sobre ellas. La situación sólo contribuye a aumentar más el estado de ansiedad y preocupación de esas personas.
Sin embargo y excepto en contados casos donde esa falta de apetencia evidencia una patología clínica, lo cierto es que no se trata más que de la expresión corporal a un problema cotidiano. Vivimos en un mundo acelerado, en el que el trabajo, las facturas y las preocupaciones en general nos exigen la mayor parte de nuestra energía.
Las situaciones por las que atravesamos a diario nos acaban sometiendo a un grado de estrés muy elevado. La mujer de hoy debe trabajar, llevar la casa, cuidar a la familia, gozar de una vida social y lucir cuidada y atractiva. Justo eso, en la mayoría de los casos, es lo que altera la sensibilidad de nuestra líbido.
Además existen otras causas, malos hábitos de alimentación, falta de minerales y vitaminas, desajustes hormonales, efectos secundarios de algunos medicamentos… Pero en cualquiera de los casos, la mayor parte de las veces la situación es pasajera y casi siempre tiene solución.
De todos modos y para mayor tranquilidad, no resulta descabellado consultar con el médico, para que pueda ayudarte más exactamente a descubrir las causas que propician tu falta de apetencia sexual y para que te oriente sobre las medidas a tomar, en tu caso en particular, para decir adiós a tu problemilla.