La artritis normalmente causa dolor e inflamación en las articulaciones, que pueden hacernos sentir rigidez en el cuerpo o provocar dificultad en el movimiento. Existen dos tipos principales de artritis: La Osteoartritis (OA), la cual es la más común y afecta principalmente a los mayores de 45 años, y la artritis remautoidal (AR) que puede afectar a personas de todas las edades, especialmente a las mujeres.
La OA es una enfermedad degenerativa que ocurre cuando los tejidos de las articulaciones empiezan a desgastarse. La AR sucede cuando el sistema inmunológico del cuerpo ataca a los tejidos en vez de protegerlos contra las infecciones. Normalmente, la AR afecta por igual a las mismas articulaciones en ambos lados del cuerpo, causando dolor, inflamación, incomodidad y fatiga.
La artritis no es curable pero existen formas de tratar el dolor que provoca. Algunas opciones de tratamiento incluyen:
- Reducir el estrés con relajación y auto-sugestión.
- Ejercitarse con regularidad a través de programas cuidadosamente elaborados.
- Mantener buenos hábitos alimenticios ingiriendo una dita balanceada.
- Aprender como proteger las articulaciones mediante el uso de calzado adecuado, el uso de bastones, andaderas y otras herramientas útiles.
- Tomar la medicación indicada por el especialista.
También existen pastillas contra el dolor que pueden calmar la incomodidad causada por la OA. Así mismo es pausible el uso de medicamentos sin receta como, por ejemplo, cremas contra el dolor. Para aliviar el dolor de las manos, muñecas, codos, pies, tobillos y rodillas nos pueden recetar geles y parches especiales. Es conveniente consultar con el médico antes de auto medicarnos pues existen productos con salicilatos que podrían sernos perjudiciales, o si somos alérgicas a la aspirina o tomamos medicamentos para licuar la sangre.
Las OA severas o los dolores que no tengan alivio con los medicamentos necesitarán inyecciones de esteroides en las zonas afectadas. Si aún así no mejoramos, podríamos ser candidatas para una cirugía de sustitución de la articulación implicada.
Los dolores de artritis no tienen por qué asociarse al envejecimiento. Es aconsejable hablar con nuestro médico para que nos desarrolle un programa de control de dolor, que ayude a prevenir mayores daños y nos mejore la calidad de vida.