Dentro de esta educación en el respeto, es fundamental tener en cuenta que la disciplina deber ser un aspecto con un papel preponderante. Por tanto, los padres pueden coneguir esto mediante una serie de consejos que ayuden a instaurar unas rutinas y un clima familiar adecuado. Éstos son los principales:
Potenciar la autoestima de vuestro hijo. Es decir, reconocer aquello que el niño hace bien. Es muy importante no perder ninguna oportunidad para transmitir el orgullo que os provocan sus acciones positivas. Esto le ayudará a valorarse a sí mismo y, en consecuencia, le irá otorgando la capacidad para proyectar ese mismo valor sobre los demás.
Estableced unas normas y reglas básicas. La ausencia de las mismas acarrea consecuencias graves. Muy ilustrativa al respecto es esta historia que, aunque extrema, y, afortunadamente, inusual, nos puede ayudar. Se relaciona con el caso de una pareja de hermanos, chico y chica, que hasta el inicio de la adolescencia habían recibido una educación en la que, en líneas generales, todo les estaba permitido. Sus padres jamás les daban indicaciones sobre lo que podían o no podían hacer. Un día, cuando llegaron a casa después de haber dejado a sus hijos solos unas horas, se la encontraron medio destrozada. Al preguntarles, estupefactos, qué había pasado, lo chicos respondieron: “La hemos destrozado para ver si así, por fin, os enfadabáis”. En un clima de absoluta libertad es imposible que los niños comprendan qué es el respeto y actúen en función de él. Por eso hay que establecer regularidades y obligaciones en su día a día; indirectamente, éstas lo favorecen y les ayudan a comprender por qué es necesario. Buenos ejemplos son recoger la ropa sucia, levantar su plato cada vez que terminen de comer u ordenar su cuarto.
Evitad las consecuencias positivas de comportamiento irrespetuoso. Tratad de detectar que función cumple esta forma de actuar del niño, cuáles son los incentivos presentes en la situación en que se manifiesta, y procurad desactivarlos. Por ejemplo, la actitud que lleva a un niño que le gusta jugar en el parque a no tener ningún tipo de cuidado sobre los juegos del mismo, muchas veces es consecuencia de la atención que le prestan al resto de los niños ante sus acciones. Este comportamiento debe acarrear, siempre que se produzca, por ejemplo, la inmediata ‘sanción’ de no poder continuar en el parque.
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El respeto es cosa de todos I – El respeto es cosa de todos II – El respeto es cosa de todos III