La mayoría de estudios realizados en este sector coincide en apuntar que entre el 40 y el 50 por ciento de los adultos ha sido infiel alguna vez en su vida. La definición de ser infiel es, simplemente, romper la confianza de la pareja cuando se mantienen secretos alejados de la intimidad conyugal. Es decir, somos infieles a nuestra pareja cuando le mentimos de manera consciente y a sabiendas de que nuestro comportamiento no es el correcto.
Lo que sí parece claro, por mucho que haya ideas preconcebidas que insistan en lo contrario, es que los motivos que llevan al hombre a ser infiel son los mismos que los de las mujeres.
Las once razones que nos hacen ser infieles son las siguientes:
– La monogamia nunca ha sido aceptada.
– Nuestra pareja no nos da lo suficiente. Hay muchos casos en los que la persona no es consciente de sus necesidades emocionales, no lo habla con su pareja y, finalmente, termina siendo infiel al buscar en otra persona lo que le falta.
– Creemos que el amor ha desaparecido. Cuando en la relación de pareja ya no se da la intensidad sexual y romántica propia de los primeros pasos, podemos llegar a pensar, de forma errónea, que el amor se ha acabado. Sin embargo, la realidad es que a medida que pasa el tiempo el amor se transforma en mayor compromiso, intimidad y confianza.
– Existe un vacío emocional. Si la relación es insatisfactoria lo más normal es que, antes o después, uno de sus miembros acabe siendo infiel. Máxime si los problemas de la pareja hacen a una de las dos personas alejarse del resto de personas cercanas o amigos.
– Sabemos que vamos a dejar a nuestra pareja, pero queremos tener a alguien en la recámara. Así de simple.
Imagen y fuente: elconfidencial