Cada vez que llega el verano le acompañan las típicas canciones machaconas de la radio y, cómo no, los complementos de alegres coloridos. Nos referimos a las conocidas pulseras de la suerte, que cada estación veraniega nos vienen con nuevos modelos en los que priman los colores alegres y chillones. Desconocemos si realmente agracian con la buena ventura a quien las luce, pero lo que queda claro es que otorgan un nuevo toque fashion a sus looks.
Como habréis podido comprobar en los mercadillas y en las muñecas o tobillos de muchas de nosotras, las pulseras del verano son variadas; las hay que permiten pedir deseos por cada nudo, las que te dejan escribir mensajes, las solidarias… Algunas incluso llevan como objeto fetiche tréboles, tornillos y calaveras.
Insistimos en el tema de poder asegurar que de verdad dan suerte a las portadoras pero, desde luego, a quien las comercializa les llena los bolsillos moneda a moneda. Un estupendo ejemplo lo tenemos en las conocidas pulseras de macramé de tréboles llamadas Quadrifoglio, de origen italiano y que desde su aparición en 2011 se han vendido la friolera de 3 millones y medio de unidades en dicho país.
En la década de los ochenta fueron los chinitos de madera de varios colores los que adornaban las muñecas de las jóvenes y no tan jóvenes. Les siguieron los chupetes y, no se hizo esperar mucho la primera firma de alta gama en sacarle partido al filón de las pulseras de la buena suerte. Nos referimos a la casa Pandora, quién reinterpreto el concepto con sus joyas coleccionables.
Da igual, realmente, si dan o no suerte. La cosa es ir a la moda o, mejor aún, lucir un complemento que te guste y alegre tu indumentaria estival.
Imagen: elmundo