Si alguna vez has estado en La Taberna del Alabardero o el Café de Oriente, puedes ir haciéndote una idea de lo que te espera en el restaurante del Museo del Traje, última adquisición del Grupo Lezama.
Este local no iba a ser menos que el resto de restaurantes del grupo, con lo que también se caracteriza por estar ubicado en un emblemático edificio de la capital española al que concedieron el Premio Nacional de Arquitectura hace unos añitos.
El comedor, aunque pueda parecer frío con su estricto estilo modernista, sus amplias cristaleras, sillas Mackintosh o lámparas Philippe Starck, se encuentra en un tranquilo rincón del museo frente a un precioso jardín. Lo que realmente aporta calidez al conjunto son las obras gastronómicas del chef Roberto Hierro, así como el sin igual servicio de sala.
Hierro nos deleita con una cocina creativa y muy personal, proponiendo platos como el carpaccio de dorada, manzana, lima y cilantro, o alcachofas en barigoule con calamar y polvo de cecina. Sin olvidar, por supuesto, la raya con hummus, copos de anisado y jugo de carabinero, o unas finísimas y sabrosas chuletas de venado con raviolis de zanahoria y tempura de endivias.
En el restaurante del Museo de Traje también podemos optar por platos más sencillos y disfrutar del menú diario por menos de 10 euros, del cual caben destacar la merluza en salsa verde con almejas.
Aunque la carta de vinos es corta, sus 52 referencias nacionales e internacionales son extremadamente selectas que, sumado al servicio del sumiller, aúnan originalidad y calidad.
Lo dicho, si estáis por Madrid, no dudéis en visitarlo y darle gusto al paladar.
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