Gana tiempo. Todo hogar es susceptible de ser invadido, independientemente de las medidas de seguridad que hayas tomado. Lo ideal es ponérselo lo más difícil a los ladrones para que, o bien desistan en su empeño tras intentar entrar en varias ocasiones o se entretengan tanto que dé tiempo a alertar a la policía y que les pillen con las manos en la masa.
Asegura las puertas. La mayoría de los ladrones se introducen en las casas a través de la puerta principal, con lo que es la mar de aconsejable reforzarla para impedírselo. Lo ideal es tener una puerta blindada con hoja y marco de acero, sin olvidarnos de reforzar las bisagras. Y si te lo puedes permitir, incorpora sistemas de cierre electrónicos, con huellas dactilares o códigos, que les complicarás aún más la vida.
Cerraduras. Ya que te has esforzado en poner una puerta de seguridad, lo normal es reforzar la cerradura de la misma pues de lo contrario la puerta no sirve absolutamente de nada. Sustituye la vieja cerradura por otra más moderna, con más puntos de cierre (la más complicada de abrir es la de forma de cilindro europeo).
Ventanas. Una vez tenemos una puerta y cerradura ‘seguras’, lo más probable es que los ladrones intenten entrar por las ventanas, con lo que también debemos tener en cuenta su protección. Lo ideal es que las ventanas dispongan de pestillos, vidrios a prueba de golpes (de martillos o barras de hierro) e, incluso, cristales a prueba de disparos.
Imagen: trucosdelhogar