En mi caso, lo que os quería contar es que, a escasas horas antes de su concierto en Abu Dabhi, la cantante se visitó de lo más recatada que pudo y aprovechó la ocasión para visitar la mezquita de Shaikh Zayed.
No debía hacer tiempo ni nada que esta mujer no se tapaba tanto. Respetando la tradición musulmana, Rihanna incluso se vistió de negro y se tapó la cabeza con un pañuelo negro.
Eso sí, la visita fue un imprevisto en la agenda de la artista, con lo que acudió de absoluto incógnito, se realizó las fotos que podéis ver al completo a través de su perfil en Twitter y los habitantes del país y del templo, por supuesto, no vieron con buenos ojos.
De hecho, según explicaron desde la mezquita, “la cantante ha efectuado una visita privada, sin darse a conocer y sin coordinación previa con la administración. Se le pidió que se marchase antes de entrar en la propia mezquita, después de que tomase fotografías que no se corresponden al estatus sagrado del templo”.
Vamos, que ni aun recatadamente Rihanna pasa desapercibida. Aunque también hay que tener en cuenta la especial mentalidad de los que vieron como algo inapropiado la visita de la cantante.
Imagen: @rihanna