De hecho, se acaba de publicar un estudio en The American Journal of Human Genetics donde científicos del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF) reflejan los resultados de su estudio sobre el genoma humano. Proporcionan, por primera vez, una prueba convincente de la existencia de una variante genética común para estas dos enfermedades.
Los resultados muestran que la región genómica analizada varía según el continente de donde proceda la persona. “Se trata de un ejemplo de cómo las variaciones del genoma se pueden seleccionar en función de la adaptación de los seres humanos a su entorno, en este caso, las necesidades metabólicas en relación al clima”, aclara Luis Pérez-Jurado, investigador de la UPF y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER).
Globalmente, tras el estudio de 5.800 personas, esta variante genética explica el 40% de la “protección o predisposición” genética a padecer conjuntamente asma y obesidad.
Ya sólo queda que las farmacéuticas aprueben los medicamentos oportunos para la lucha contra el asma y la obesidad.
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