Nunca es demasiado pronto para aficionarse al deporte. Aprendemos a conocer y controlar nuestro cuerpo del mismo modo que aprendemos a hablar o reconocer los objetos que nos rodean.
Para que los niños desarrollen normalmente sus capacidades psicomotrices es necesario que experimenten cual es su capacidad, su valor y su habilidad.
Puede parecernos que nuestros hijos no paran de moverse, pero no debemos confiarnos. Con las prisas, en medio de los coches y los peligros de la ciudad, no siempre dejamos a los peques que se muevan con libertad y experimenten. Es frecuente que no dispongan de suficientes ocasiones para practicar ejercicio físico conveniente para su desarrollo óptimo. También es normal que sobreprotejamos a nuestros pequeños y no les dejemos “emprender nuevas aventuras” necesarias para su formación, como subir una escalera a gatas o bajarse solos de la cama.
Proteger a nuestros hijos no significa alejarle de todo peligro. Cuando camina haciendo equilibrios por encima de un bordillo no solo está jugando, forma parte de su proceso de aprendizaje.
Debes permanecer atento, pero deja que él mismo compruebe sus límites. No le sujetes o le des la mano hasta que realmente vaya a perder el equilibrio.
Es muy útil realizar algunos ejercicios de psicomotricidad con ellos adecuados a su edad y utilizando elementos sencillos. Disfrutaremos juntos de la actividad. No se trata de poner a los peques a entrenar, solo de ayudarles a que aprendan a moverse mientras juegan, pero para eso en necesario dedicarles un poquito de tiempo.
Déjate guiar por tu hijo, él te indicará con sus reacciones si el ejercicio está siendo provechoso, si es demasiado sencillo o si todavía está por encima de sus posibilidades