9. Carne. Energía 100 %.
¿Por qué? Porque nuestro cerebro necesita proteínas y sus aminoácidos para reparar y reconstruir permanentemente las células. Hasta tal punto que el consumo moderado de proteínas animales justo antes de un esfuerzo intelectual contribuye a activar la producción de dopamina y de noradrenalina, factores determinantes en la atención, las emociones, el sueño… La carne, sea de buey, ternera, aves de corral, cordero o cerdo, es la principal fuente de proteínas. Constituye, además, un aporte considerable de hierro que ayuda a prevenir el cansancio.
La receta: Tartar de buey. Trocea 500 g de buey con el cuchillo. Mézclalo con dos chalotas picadas, dos yemas de huevo, una cuharada sopera de alcaparras picadas, una cucharada sopera de mostaza fuerte, sal, pimienta, unas gotasde tabasco, un poco de aceite de oliva y una charada sopera de salsa Worcestershire. Tómalo con una ensalada de brotes generosamente aliñada.
10. Pescado azul. Plan zen.
¿Por qué? Porque las sardinas, el salmón, el arenque y la caballa contienen elevadísimas cantidades de ácido graso Omega 3. Ahora bien, su carencia casi siempre está asociado a bajos niveles de serotonina en el cerebro.
La receta: Sardinas con pimientos. Limpia bien doce filetes de sardinas frescas de tamaño medio y enjuágalas con abundante agua fría. Pon 50 g de sal gorda en un plato, coloca encima los filetes y cúbrelos con más sal. Mételos en la nevera durante aproximadamente dos horas. Corta tres pimientos rojos en cuartos y despepítalos. Colócalos en una fuente de horno y déjalos durante 20 minutos a 210º. Guarda los pimientos en una bolsita durante diez minutos y después pélalos. Retira los filetes de sardina de la sal, acláralos y escúrrelos. Distribúyelos en platos acompañados de los pimientos. Alíñalos con un poco de aceite de oliva, una rodaja de limón, un poco de sal y cilantro picado.