Por la mañana, ponemos rumbo hacia el Alt Penedès. A medio camino, decidimos hacer una pausa para disfrutar de un aperitivo. Antes de la comida principal, es cuando mejor se perciben todos los aspectos del cava. ¿Nuestra elección? El Anna de Codorníu, elaborado a partir de las uvas Chardonnay de viñedos continentales, lleno de frescor y cargado de aromas florales.
Se acerca la hora de comer y es difícil escoger entre los restaurantes de Sant Sadurní Cava d’en Sergi o Cal Blay, aunque, al final, nos decidimos por Cal Matías, a las afueras de Gelida, para disfrutar de una de las especialidades de la casa: los pies de cerdo. Para acompañarlos, Anna Rosé o Gran Plus Ultra, de Codorníu.
Muy cerca del restaurante está Castell de Subirats. Luego, nada como un paseo a pie por los viñedos y los pequeños bosques, porque las vistas son fantásticas.
Por la tarde, emprendemos el camino hacia el Baix Penedès, no sin antes hacer una visita a nuestros amigos de Mas Palou para saludar a Santiago Vallès en su magnífico establecimiento rural. Las vistas del Alt Penedès desde el patio principal de la casa y la pequeña capilla hacen del conjunto un lugar privilegiado.
Tomamos rumbo al sur y paramos en Vilafranca del Penedès. Aunque la ciudad tiene grandes restaurantes, como Cal Ton, Casa Joan, Hotel Casa Torner, optamos por comprar unos embutidos y quesos que cenaremos en nuestro próximo destino, Les Orenetes en Sant Jaume dels Domenys. Allí nos reciben con un cava bien fresco y, tras acomodarnos, encendemos la chimenea.
Despertar en Les Orenetes es igual de fascinante que en Mas Joliu, aunque aquí el paisaje es llano y con grandes extensiones de viñedo. Su propietario, Jaume, nos propone hacer una excursión en bicicleta hasta Castellet i La Gornal, rodeando el pantano de Foix (Parque del Foix). El horizonte se vuelve más frondoso, con grandes extensiones de bosques, y las casas de piedra del pueblo parecen trasladarnos a la época medieval.
Después de la visita a su castillo, emprendemos el viaje de regreso a Barcelona pero paramos a comer en el restaurante Cal Pere del Maset, en Sant Pau d’Ordal. Como aperitivo, una copa de cava con unas gotas de crema de Cassis, al estilo Kir Royal, bautizado así en honor al alcalde de Dijon, la capital borgoñesa que dio nombre a este cóctel.
Tras la comida, volvemos a la ciudad para poner punto y seguido a nuestro pequeño periplo entre viñedos. ¡Chinchín!.