La colección primavera-verano de Raf Simons para Jil Sander destacó el impecable modernismo del diseñador. Fue una clase maestra en la Alta Costura más disciplinada. Los vestidos camiseros blancos eran de corte limpio y los esbeltos trajes túnica con estampados de cachemir iban combinados con pequeños sombreros de velo.
A través de la semana de la moda primavera-verano en Milán, estuvo muy presente la alta moda (Alta Costura en italiano). Pero la transformación total de Simons, de diseñador de ropa de hombre a pionero de la moda de mujer, fue la gran noticia de las colecciones de esta temporada. La modernidad lineal dominaba el desfile, desde el decorado que recordaba a Mondrian, con cuadrados en amarillo chillón, azul y verde, a los brillantes pantalones de cuadros de vichy. La serie empezó y se cerró con interpretaciones de la emblemática camisa blanca de Jil Sander. El show concluyó con la prenda transformada en vestido de novia.
Entre el principio y el final había ropa sofisticada y aerodinámica: trajes rectos hasta la rodilla con estampados multicolor de cachemir, aperturas por detrás o adornados con broches centelleantes. Simons captó el espíritu refinado de la Alta Costura de una manera tan pura y a la vez sensual y moderna, que se merece una casa propia de alta moda. Si lo que se comenta por ahí es verdad, pronto la tendrá: Christian Dior.
Además de Raf Simons, en estos desfiles de primavera-verano excepcionalmente optimistas dada la oscura situación económica de Italia, estuvieron presentes las colecciones de Dolce & Gabbana, Angela Missoni y su hija Margherita.
Imagen: modaparamujer
Fuente: The International Herald Tribune y Yo Dona