Hay infinidad de opiniones al respecto. Algunos expertos en el tema indican que hay que andar tan deprisa como para evitar que alguien que viene detrás de ti te alcance. Otros, más científicos, dicen que depende de los objetivos. Si se quiere adelgazar, lo ideal es andar a 4 kilómetros por hora, que es más o menos a paso rápido. A esta velocidad el 40% de las calorías que consumen los músculos derivan de las grasas, mientras que si se corre a 6 kilómetros por hora este porcentaje baja al 20%, ya que se quema mucho más glucógeno, es decir, azúcar. Es mejor quemar más grasa que azúcar, porque no sólo se quema grasa y adelgaza, sino que también disminuye el ácido láctico en los músculos.
En cambio, si el objetivo es entrenar el aparato cardiovascular y prevenir enfermedades del corazón y de las arterias, es mejor andar a más velocidad. Muchos médicos recomiendan andar 1.000 pasos al día. Puedes comprar un aparato medidor de pasos y colgártelo en la cintura para asegurarte de que andas el mínimo establecido.
Caminar regularmente es bueno para el sistema cardiovascular, como ya he mencionado, pero por ejemplo, para quemar grasas hay que ir mantener ritmos no muy exigentes a la hora de andar, pero mantenidos durante bastante tiempo (mínimo media hora, 45 minuntos, etcétera), y mientras tanto se utiliza otra energía (proveniente de los azúcares).
Lo que no debemos olvidar nunca, independientemente del objetivo que nos hayamos marcado a la hora de salir a andar, es que debemos hacerlo con regularidad y a un ritmo que nos resulte cómodo y nada extenuante.
Foto | Tomás Fano