Saber escuchar es muy importante, tal vez sea el mejor servicio que podemos prestar a otro ser humano. Las semillas de la escucha se siembran en la infancia. Ser escuchado hace que nuestros niños se sientan apreciados y dignos. Fortalece su autoestima. Escuchémoslos.
Cuando realmente escuchamos al ser interior de otra persona, nos ponemos en contacto con ella y eso enriquece también nuestras vidas. No escuchamos sólo las palabras, escuchamos a la persona en su conjunto, confiando y sabiendo con certeza que es una mina de gemas de inestimable valor.
Salir al encuentro del otro, prestar oído a los sentimientos del otro, es esencial para el desarrollo de la autoestima. Si los niños experimentan esa escucha respetuosa, se sentirán libres de expresarse y de aceptar sus propios sentimientos.
Si después de leer todo lo que os he contado en Canal Mujer en relación a la interacción entre abuelos y nietos seguís necesitando una pequeña ayudita, podéis poneros en contacto con el Proyecto Virtudes, que contribuye a reflexionar sobre la educación y la familia y ofrece modelos prácticos para que las virtudes sean desarrolladas y aplicadas en la vida diaria.
Este proyecto fue galardonado durante el Año Internacional de la Familia por el secretario de Naciones Unidas por ser un “modelo global apto para las familias de todas las culturas”, ya que no se centra en los valores que son propios a cada cultura, sino en las virtudes o fortalezas interiores que se encuentran en la esencia del ser humano.
En la actualidad se está aplicando en programas para escuelas, talleres para padres y personas involucradas en la educación de los niños, maestros, centros de atención infantil, etcétera.
Consejos para abuelos canguro: La autoridad y los límites
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