El aparato respiratorio es uno de los primeros delatores del envejecimiento orgánico, ya que no puede seguir el ritmo del corazón cuando estamos en medio de una actividad física intensa y se dificulta la respiración. Si no acondicionamos adecuadamente nuestros bronquios y pulmones, nos puede resultar toda una hazaña recoger un calcetín del suelo y dejarnos jadeando un par de minutos, incluso subir las escaleras hasta un primer piso puede derivar en taquicardia.
Las personas que siempre se mantienen activas pueden conservar la agilidad y una buena capacidad respiratoria hasta edad muy avanzada, pero también hay que tomar otro tipo de precauciones, como, por ejemplo:
- Evitar el tabaco. Este hábito es el principal enemigo de los pulmones, ya que provoca graves daños (enfisema, cáncer, etcétera), pero además hace que una persona de 30 años tenga un estilo de vida parecido a una de 80, ya que quita resistencia al organismo y se rinde menos en el gimnasio, caminando, estudiando y hasta riendo.
- Decir no al sedentarismo. Una vida sedentaria exige menos esfuerzo a los pulmones, por tanto, cuando se quiere hacer alguna actividad más dinámica, las fuerzas y las ganas fallarán. Es recomendable variar de actividades para moverse un poco y oxigenar el organismo.
- Practicar un deporte, o al menos caminar. La actividad física es la mejor forma de oxigenar la sangre y mimar nuestros pulmones, sobre todo cuando se hace de forma periódica. No importa tanto la intensidad como la constancia. Y no hay excusas para no apuntarse a alguna disciplina física, ya que existe una gran variedad de acuerdo con la edad, salud, gustos y capacidad.
- Evitar los lugares cerrados y con humo. Divertirse es bueno, pero encerrarse en una discoteca muy a menudo puede ser perjudicial, casi tanto o más que fumar.
- Abrigarse en los sitios fríos y húmedos. Evita los resfriados, catarros, gripes y cualquier dolencia de este tipo, ya que además de afectar directamente al sistema respiratorio, puede dejar secuelas que disminuyen su rendimiento de por vida. Tampoco te expongas al aire acondicionado o a un ventilador tras el entrenamiento físico para secar el sudor. Y antes de las temporadas frías, hazte una cura de equinácea y própolis, dos sustancias naturales que ayudan a aumentar las defensas.
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Foto | Andrea Castelletti
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