El ritmo capilar es el que nos indica la velocidad de crecimiento del pelo y su regeneración. Una melena sana se compone de unos cien mil folículos pilosos, con un ritmo de caída de cien diarios, pero que se reponen con otros nuevos. Además, también se sabe que el pelo crece una media de centímetro y medio al mes (quince centímetros al año) con lo que, cada dos meses deberíamos acudir a la peluquería a que nos corten y oxigenen en el pelo.
El que nuestra melena crezca más o menos cada vez depende, principalmente, de nuestra genética y estado de salud. Es decir, si genéticamente en nuestra familia son de mucho pelo, lo más probable es que nosotras también lo seamos (y viceversa). En cuestiones de salud, si nos faltan minerales y vitaminas, lo más habitual es que el crecimiento de nuestro pelo se vea afectado (para mal: debilidad, opaco, poca cantidad…).
Para asegurarnos un ritmo capilar adecuado, los expertos aconsejan llevar una dieta rica en proteínas (con carnes rojas, frutas y verduras) y minerales (azufre, magnesio, hierro, calcio e yodo). Además, la hidratación es esencial, con lo que también debemos beber una media de 2 litros por día. Dentro de los productos que debemos evitar destacan aquellos con alto contenido en grasas (fritos, café y chocolate). Vamos, lo que viene siendo una dieta sana habitual.
Pero, volviendo al tema que nos ocupa, lo más aconsejable teniendo en mente el ritmo capilar medio es ir a la peluquería cada par de meses. Da igual cuánto nos haya crecido la melena, lo importante en estas visitas es sanear el pelo y prevenir que se estropee. Así que, ya sabéis, tenedlo en mente para tener un pelo sano, con brillo y lleno de vida.
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