El legado de Gianni Versace -el creador fue asesinado frente a su casa de Miami Beach en 1997- es tan brillante como controvertido. Su estética hacía constantes equilibrios entre la genialidad y la ordinariez -si un día Liz Hurley aparecía con un vestido rematado con unos imperdibles en los costados que no dejaban espacio para la imaginación, otro era Courtney Love quien caminaba sobre la alfombra roja de lo Oscar con un diseño de raso blanco cuyo escote llenó páginas en las revistas del corazón-, lo que producía en el público esa sensación de no saber si lo odiaba o en realidad lo amaba.
Esta temporada, y como respuesta a la sosería impuesta por esta crisis económica eterna, muchas firmas han recuperado el espíritu de este mito de la moda. Excesivo e irreverente, Gianni Versace vendía vestidos descocados a mujeres ricas que ya estaban aburridas de la contención de Chanel o Valentino. Y es ahí donde se sitúan las colecciones de Roberto Cavalli, D&G o Emilio Pucci, cuyos diseños no se caracterizan precisamente por su discreción, su pureza de líneas o su sabe estar, sino todo lo contrario.
La lentejuelas se superponen a estampados vibrantes, los cristales alcalzan tamaños XXL y los vestidos marcan la figura hasta rozar la indecencia. Plásticos con perlas en Chanel, lúrex en Salvatore Ferragamo y mucho dorado esbozan un paraíso de lujo y ostentación donde huir del aburrimiento del minimalismo desmesurado. Más rockera en Balmain o playera en D&G, esta oda al exceso se adapta a tantas tendencias como creadores se han visto atraídos por sus brillos, si bien es cierto que son las casas de moda italianas las primeras en este ranking.
Gianni Versace amaba a las mujeres. A las mujeres rotundas, sanas -suyo fue el invento de las supermodelos de la década de los noventa. Naomi Campbell, Claudia Schiffer, Cindy Crawford se encontraban entre sus mejores amigas- a las que estaba decidido a sacar del aburrimiento. Aunque su contribución a la historia de la moda va mucho más allá de aquel diseño transparente que reclamaba atención con la palabra Whaam, de sus constantes referencias pop o de sus vestidos de lúrex inspirados en las prostitutas -siempre dijo que éstas estaban presentes en sus creaciones-, son todos éstos los que ya forman parte del imaginario popular… Y también de las pasarelas, por lo menos hasta la próxima temporada.
Imagen: vogue