Nancy Wake, durante un tiempo la mujer más buscada por la Gestapo, murió ayer en un hospital de Londres a pocos días de cumplir 99 años. Wake fue también la mujer más condecorada por su activa participación en la defensa de las libertades durante la II Guerra Mundial.
De origen neozelandés, llegó a Capitán de la Resistencia Francesa, desde donde ayudó a cientos de aliados y judíos a escapar de Alemania y de la masacre nazi. Por ello tuvo que huir al Reino Unido, al ser incluida en la lista de las personas más buscadas por los secuaces de Hitler.
Fue precisamente la Gestapo quien la acabaría apodando “White Mouse” (Ratón Blanco), por su habilidad para eludir las trampas y emboscadas que le tendían para capturarla. En su huida, la australiana llegó a Reino Unido, donde fue entrenada como espía de las Fuerzas Especiales Británicas.
Poco después volvió a Francia. Allí trabajó junto a los rebeldes de la Resistencia en la preparación del famoso día D, que supuso el desembarco de los aliados en Normandía. La participación de Wake en la Segunda Gran Guerra supuso una valiosa colaboración y una inestimable ayuda a la hora de acabar con la ocupación de Francia.
Por ello la neozelandesa recibió el mayor número de condecoraciones entregadas a una mujer por su actividad en la contienda. Entre ellas destacan las distinciones otorgadas por la República Francesa: la Legión de Honor, tres medallas de la Cruz de Guerra y la Medalla de la Resistencia.
El Reino Unido distinguió a la resistente con la Medalla George, Estados Unidos con la Medalla de la Libertad y Nueva Zelanda le brindó la Insignia RSA.
La ministra de Asuntos de los Veteranos de Nueva Zelanda, Judith Collins, ha recalcado hoy que “el mundo ha perdido a una mujer valiente”, refiriéndose a la que la primera ministra de Australia no ha dudado en calificar como “una mujer de valor excepcional”.
Siguiendo sus deseos, la heroína será incinerada hoy lunes y sus cenizas serán esparcidas en la localidad francesa de Montuclon. Sirva de epitafio una de sus frases más conocidas y que dijo años atrás mientras concedía una entrevista: “La libertad es lo único por lo que vale la pena vivir. Mientras trabajaba en eso, solía pensar que no importaba si moría, porque sin libertad no tiene sentido vivir”.