Seguimos contándoos las otras 4 terapias de movimiento que os hemos prometido.
La Eutonía es un método de exploración consciente de nuestro tono muscular creado por la profesora alemana de danza rítmica Gerda Alexander, que vio truncada su carrera como bailarina a causa de un grave reumatismo. Sus propias dificultades de movilidad la guiaron en la búsqueda de una forma de moverse más sencilla y espontánea.
<<Existe un tono idóneo para cada persona en cada momento –sostenía Gerda- y no tenemos por qué conformarnos con el tono al que estamos sometidos sin darnos cuenta>> Para obtener más información de la Eutonía pinchad aquí.
El Método Feldenkrais se trata de una pedagogía corporal que fue diseñada por un doctor en ciencias físicias, Moshe Flendenkrais, convencido de que si nos moviéramos siempre con la misma naturalidad que los niños seríamos más hábiles y tendríamos mejor presencia física, autoestima y sentido del equilibrio.
Así que lo único que hay que hacer es reprogramar nuestro cerebro para recuperar los buenos hábitos corporales de nuestra niñez, con movimientos fáciles y fluidos basados en los gestos cotidianos. Para más información, pinchad aquí.
Toca el turno del Rolfing Movimiento. La doctora en bioquímica Ida Rolf desarrolló el Rolfing para aliviar el dolor causado por las malas posturas. Su técnica parte del principio de que la forma de habitar nuestro cuerpo viene condicionada: modelos familiares, culturales, accidentes o enfermedades lo modelan, dejando huella en nuestras pautas de movimiento.
El terapeuta rolfer combina la manipulación manual con la palabra para enseñarnos una manera más armoniosa de estar y de movernos. Como el cuerpo es flexible, bastan diez sesiones para comprobar sus beneficios y recuperar su óptima alineación natural. Se imparte en centros de toda España. Para más información haced clic aquí.
Nos queda la última, conocida como el Movimiento Rítmico (TMR). Es tan sencilla que parece un juego, pero sus resultados en niños con problemas de desarrollo o aprendizaje son muy serios. Se basa en la imitación de los movimientos repetitivos de los bebés para estimular las zonas básicas del cerebro, que a su vez estimulan las más evolucionadas, mejorando la interconexión entre ellas.
Es obra del psiquiatra sueco Harald Blomberg que ayuda a niños con déficit de atención, dificultades de lenguaje o trastornos más graves como el autismo. Los adultos que se atrevan a volver a gatear mejorarán el tono muscular y alcanzarán un mayor control emocional.
Imagen: ciudadvalencia
5 Prácticas modernas de terapias de movimiento I
Fuente: woman